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lunes, 25 de julio de 2011

ESPERANZA DE REDENCIÓN

                                                        UNIDAD  4

b) Esperanza de redención:

    1ª. La redención prometida.- Lea Gén. 3:15 . Esta es la primera promesa de redención dada al hombre inmediatamente después de haber pecado. Sobre la misma escena de la comisión del delito, no solamente le dicta la sentencia, sino que también hace una provisión redentora.
Esta promesa tiene sus características que estaremos analizando a continuación:
                    > Simiente de la Mujer: Una descendencia bendecida (La simiente de Abel) que traería al mundo al Salvador , en el cual se cumple directamente la profecía.
                    > Simiente de Satanás.- Un descendencia maldita (La simiente de Caín), que traería al “mundo el misterio de la iniquidad”, Satanás encarnado en el Anticristo, en quien se cumple directamente esta profecía.

    a) El diablo trató de ganarse a la mujer y hacer una alianza contra Dios, pero Dios romperá esa alianza. “Enemistad pondré entre tí y la mujer, entre tu simiente y la simiente de ella”.  Esto quiere decir que se produciría una una lucha entre la humanidad y los poderes malignos que causaron su caída.
    b) ¿Cuál será el resultado de ese conflicto?. Primero: victoria para la humanidad por medio del representante del hombre (la Simiente de la mujer, Cristo) te herirá en la cabeza.  Cristo, la simiente de la mujer, vino al mundo para aplastar el poder del diablo. (Mateo 1:23, 25; Luc. 1:31-35 y 76; Isaías 7:14; Gál. 4:4; Rom. 16:20; Col. 2:15;  Heb. 2:14-15; 1 Juan 3:8; 5:5; Apoc. 12:7, 8, 11; 20:1-3, 10).
   c) La victoria sería a través del sufrimiento. “Tu (la serpiente) lo herirás en el calcañar”. En el Calvario, la “serpiente hirió a la Simiente de la mujer en el calcañar”, pero esa herida ha traído salud a la humanidad. (Lea Iaías 53:3,4,12; Daníel 9:26; Mateo 4:1-10; Luc. 22;39-44, 53; Juan 12:31-33; 14:30; 31; Heb. 12:18; 5:7; Apoc. 2;10)

         2ª. Acto típico de la redención.- v. 21 .- En el v. 7,  posterior a la caída, que trajo conocimiento del mal que habían hecho, nuestros primeros padres “cosieron hojas de higuera e hicieron delantales”.  Esta cubierta es símbolo de las formas humanas que el hombre ha utilizado a través de toda su historia para justificarse delante de un Dios que reclama justicia desde el cielo.  Cuando oyeron la voz de Dios paseándose por el huerto, “se escondieron” por miedo, prueba elocuente, de que sus obras eran insuficientes para satisfacer la justicia divina. En un acto de misericordia, Dios “hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió”, para esto tuvo que sacrificar un cordero, cuya piel serviría de cobertura a su desnudez. Este cordero, sacrificado, para cubrir la vergüenza del hombre pecador, es símbolo de Jesucristo, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
            Esta enseñanza ellos se la transmitieron a Caín y Abel. Abel aprendió la lección; Caín, lamentablemente, no la aprendió. Desde ese momento la humanidad fue dividida en dos grupos, los que siguen el “camino de Caín”, o sea la religión de la justificación propia, y el camino de Abel, o sea la religión basada en la fe y obediencia a Dios.          

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